Taller de escultura y cerámica en Ferroñes

Cristobal Rovés
Obra:  Taller de escultura y cerámica en Ferroñes
Arquitecto:  Andrés Diego Llaca
Localidad:  Ferroñes
Ayuntamiento:  Llanera
Año:  2011
Geolocalización:  43.477 -5.886
Otros Datos:
Premios:
  • XXII Premio Asturias de arquitectura (2014) – Premio
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Descripción del proyecto:  Andrés Diego Llaca

En la línea Oviedo-Avilés de los trenes de cercanías asturianos, Ferroñes es un apeadero situado en medio del campo, entre prados y montes. Este apeadero permite una comunicación directa de la aldea, de la que toma su nombre, con el resto de la región y ofrece una buena alternativa a un complicado trayecto por carreteras locales. El pueblo está constituido por un reducido número de casas que se asientan de forma dispersa en un paisaje ondulante. En una de ellas, el escultor había establecido ya su vivienda y lugar de trabajo. Con el carácter típico de las edificaciones rurales de la zona, el conjunto estaba formado por una casa con hórreo y varias construcciones auxiliares, situadas todas ellas próximas a la carretera. El propietario lo había rehabilitado en varias fases, con la intervención de distintos proyectistas, para utilizarlos como vivienda y estudio de pintura.

Se trataba ahora de construir, al fondo del jardín, entre este y las huertas, un taller de escultura y cerámica, que le permitiese desarrollar, también en este lugar, dichas disciplinas.

El nuevo volumen del taller, se apoya sobre el terreno respetando su topografía y aprovechando los desniveles para dar respuesta a los distintos requerimientos del programa funcional: taller de trabajo y estudio limpio constituyen un único espacio pero situados en niveles diferentes, y el almacén de barros ubicado bajo el estudio, se dispone en planta de semisótano.

En el exterior, una serie de terrazas escalonadas, que permiten el acceso directo desde el terreno a los distintos niveles interiores, serán una prolongación de estos. Se configura así una solana, protegida de la brisa incomoda del nordeste, destinada a trabajos al aire libre o lugar de descanso.

Siguiendo la tradición clásica de componer los edificios apoyándose en relaciones geométricas, se ha utilizado aquí una regla: si volteamos el edificio mediante dos giros (uno de eje vertical y otro horizontal) éste permanece invariable.

La solución constructiva, que es parte integrante en la concepción de cualquier edificio, aparece aquí en la propia génesis del proyecto, incorporando dos requisitos que debían prevalecer sobre los demás: el económico (se disponía de un presupuesto muy bajo) y el de posibilitar la ejecución con mano de obra poco especializada.

La cimentación se ha resuelto con una losa. El hormigón, procedente de central, incorporaba ya viruta de acero y no precisó armado en obra. Se vertió directamente sobre un cajeado en el terreno, revestido de una lámina de polietileno, por lo que tampoco precisó encofrado.

Las paredes de ladrillo son, al tiempo que la estructura del edificio, parte sustancial del cerramiento exterior y constituyen, sin más, el acabado de los paramentos interiores.

Para el cerramiento exterior se ha realizado una versión de fachada ventilada resuelta de una manera muy económica: las paredes de ladrillo estructurales se revistieron por el exterior de placas de aislamiento y como acabado se realizó una pared aligerada del mismo ladrillo. A este tabique palomero le correspondió la responsabilidad de dar la imagen final del edificio.

Reportaje fotográfico: Cristobal Rovés
Planos: Andrés Diego Llaca

 

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